martes, 24 de febrero de 2015

Los implantes corporales, nuevo objetivo de los hackers

Poner a salvo al propio cuerpo frente a ciberataques será todo “un reto”, según expertos, con el Internet de las Cosas y la proliferación de “chips” incluso digeribles y subcutáneos, extremidades robóticas, exoesqueletos y sistemas hombre-máquina cada vez más conectados a la red.

Ya no sólo las cosas, las personas también se conectarán a Internet, lo que planteará serios riesgos en casos de cibersabotajes que pueden poner en peligro la vida de las personas.

El fenómeno exigirá soluciones de protección personal integral más a allá de los sistemas convencionales, por ejemplo dispositivos completamente seguros directamente desde fábrica.

Las empresas de seguridad se plantean asimismo alternativas como la oferta de planes de vida para la seguridad digital global de la persona, independientemente del número de
dispositivos de su entorno conectados a internet.

Su coste mensual podría depender de variables como la edad del asegurado, su trayectoria de uso precavido o no de la tecnología, su nivel de actividad en la red, volumen y cuantía de sus transacciones comerciales digitales, etc.

Desde luego parecería "impensable" instalar un antivirus por cada dispositivo como ha sido tradicional durante la era del ordenador, porque serán tantos que estarán por todas partes, ha asegurado el analista de ciberseguridad Dmitry Bestuzhev, de Kaspersky.

Esta empresa de seguridad acaba de firmar un acuerdo de colaboración con BioNyfiken, una comunidad sueca de expertos en biotecnología, bajo la filosofía cíborg, que busca resolver carencias orgánicas de la persona en connivencia con la tecnología.

"Es una muy buena noticia que esta comunidad nos quiera consultar en temas de seguridad, ya que los dispositivos intracorporales son un tema muy sensible", ha añadido el analista.

Un creciente número de personas experimenta ya con chips implantados, no sólo para funcionalidades en temas de sanidad sino para realizar tareas cotidianas de forma rápida y sencilla.

Por ejemplo, acceder a edificios, desbloquear dispositivos personales sin códigos ni claves o acceder a la lectura de distintos tipos de datos almacenados, aseguran los responsables de BioNyfiken.

Estos chips subcutáneos son fáciles de insertar, incluso de forma más sencilla que un tatuaje o un pendiente.

De hecho, en la reciente cumbre de ciberseguridad SAS 2015 celebrada en Cancún (México) un par de asistentes se sometieron voluntariamente en público a una de estas intervenciones, que dura breves instantes.

"Puede ser que nuestros investigadores no encuentren motivos para preocuparse, pero si yo tuviera un chip NFC instalado en mi cuerpo me gustaría estar seguro de que los expertos han investigado a fondo sus consecuencias", ha dicho, por su parte, el experto en ciberseguridad Eugene Kaspersky, dueño de la empresa que lleva su apellido.

NFC es una tecnología de comunicación inalámbrica de corto alcance para el intercambio de datos, con la que están dotados estos chips corporales.

El problema es que hay aplicaciones maliciosas fácilmente accesibles que permiten robar los datos almacenados en esos dispositivos y manipularlos, lo que puede suscitar graves riesgos.

Un malvado podría verse incitado a matar a alguien para cobrar el seguro de vida sin levantar sospechas, al disponer de datos del chip de la víctima que desvelaban graves problemas de salud y que ayudarían al culpable a defender el argumento falso de que la muerte fue por causas naturales, según Bestuzhev.

También sería posible manipular datos sobre lugares visitados por la víctima para falsear pruebas judiciales.

EFE

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